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Los Espacios dentro de una Smart City

Las bases fundamentales para el diseño de un Espacio dentro de una Smart City: saludable, cooperativo y creativo.

Smart city, reinventando nuestro estilo de vida y trabajo.

Las smart city, una revolución que está pasando de ser un sueño a convertirse en una realidad. La base de todo este movimiento es la búsqueda de la felicidad de las personas. La smart city fomenta un clima de convivencia energéticamente positivo, mediante la mejora de las condiciones de vida y laborales de las personas.

Últimamente oímos mucho eso de  la «smart city». Lo oímos sobre todo en ámbitos del márketing, el campo empresarial o cuando asistimos a eventos sobre políticas de desarrollo. Es como si la smart city fuera la solución a todos nuestros problemas y quizás… ¿Por qué no? Así sea. Pero… vale la pena pararse a reflexionar sobre el concepto, llegar a conocer un poco en profundidad y también analizar cómo deberían ser los espacios de trabajo de una smart city.

¿Qué es una smart city?

La smart city, es un concepto nuevo, claramente emergente, cuya traducción al castellano sería «ciudad inteligente», «ciudad eficiente» o «ciudad súper eficiente».

Todo para definir un tipo de desarrollo urbano «sano», cuya ideología es la sostenibilidad, que es capaz de poner por delante las necesidades de las personas y el medio ambiente por encima de otras como la vanidad humana, la deshumanización o la especulación.

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La smart city es una ciudad en la que instituciones, empresas y por supuesto los propios habitantes, estarían concienciados en que lo primero es la calidad de vida y la felicidad de todos. Aquí entran en juego, sin duda, los espacios de una smart city.

Aquí entran en juego, sin duda, los espacios de trabajo de la smart city ya que en esta ciudad tienen un papel clave las empresas que junto con las instituciones, enfocando sus inversiones  hacia el facility de la población mediante las tecnologías de la información como principal herramienta de ecoeficiencia.

Los espacios dentro de una Smart City deben coexistir también con la cultura millennial versus el envejecimiento de la población

Dos fuerzas paralelas se empujan entre sí teniendo que convivir en medio de la reinvención social y laboral que supone la smart city. Por un lado, emerge la cultura milennial y por el otro se produce el fenómeno del envejecimiento poblacional.

Cada uno de estos sectores demanda unos espacios diferentes que superen el «simplemente habitar» para llegar al «vivir con mejor calidad de vida» y el «trabajar sin sentido» para llegar a «trabajar por algo en lo que uno cree y siente».

Los millennials es la llamada generación búmerang  o generación Peter Pan que son llamados así por tu tendencia a demorar los ritos convencionales del paso a la edad adulta. Demoran la transición entre la infancia y la adultez como respuesta a ciertos errores que cometieron sus padres.

Los pertenecientes a la generación millennial poseen una personalidad crítica, demostrando así su preponderancia en la cultura, cuentan con un pensamiento estratégico, además de ser más sociables y contar con una actitud de ubicuidad, el querer estar atentos en varias cosas al mismo tiempo y la tecnología les permite lograrlo.

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Dan gran importancia a su autonomía y a su libertad. Por su ideología piensan que todos deben tener su propia opinión, que sea escuchada y respetada independientemente de su edad o su experiencia. Apuestan por un entorno laboral flexible, creativo, productivo e inspirador. Un nueva forma de trabajo fuera de las ataduras de los antiguos métodos.

Esta generación más joven convive con el fenómeno del envejecimiento de la población. Las ciudades se llenan de personas mayores con todo un conjunto de necesidades que la smart city tiene que tener como prioritarias.

La parte de la población mayor necesita de entornos de asistencia más avanzados que desarrollen partes de sus facetas.

Una población que no ha tenido la oportunidad de reengancharse a la tecnología y que demanda espacios públicos amplios, sanos, más naturaleza y entornos saludables.

La arquitectura es también un arma curativa frente al estrés en el que vivimos. Los espacios de trabajo en una smart city deben tener el cuidado de varioss elementos como la ventilación, la transpiración de las paredes o la búsqueda de materiales que eliminen en medida de lo posible la emisión de CO2 al medio ambiente y generar espacios más saludables.

También se está produciendo un cambio de estructura con una creciente población longeva que demanda un nuevo estilo de vida que les permita optimizar esa tercera edad y, hacerla más relajada e incluso más creativa.

La smart city debe ser una comunidad accesible, que fomente la movilidad y socialización de nuestro mayores y que aporte más conectividad, más recursos culturales, deportivos y de formación de los millenials.

La base fundamental debe ser el diseño de un espacio público saludable que estimula la conversación, la cooperación y creatividad.

 

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